Artículo de Álvaro Cárcel, Partner. 


 La Cámara de Comercio Española ha actualizado al alza las cifras de previsión de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) para este año al 2,1% (vs 1,9% previsto inicialmente), pero recorta la cifra al 1,7%  para el año 2024, seis décimas menos de lo inicialmente previsto. 


El ligero aumento previsto en el PIB para 2023 sugiere un entorno económico ligeramente más favorable en el corto plazo. Pensamos que ello se puede traducir en cierto dinamismo en la creación de empleo, y de hecho por el momento nuestra percepción es que dicho dinamismo se está produciendo efectivamente a la vuelta del verano.


Sin embargo, la disminución proyectada en el crecimiento del PIB para 2024 plantea algunos desafíos. Se trata de una desaceleración ligera, y por lo tanto, no esperamos un frenazo brusco, pero sí podría llevar a las empresas a adoptar una postura más cautelosa, lo que podría afectar la inversión y la expansión empresarial. Esto, a su vez, podría reducir ligeramente la demanda de empleo. Y hablamos en condicional ya que no pensamos que necesariamente que vaya a ser así. 


Como sabemos, las posiciones directivas son vitales para la toma de decisiones estratégicas y la dirección de las organizaciones. En tiempos de crecimiento económico, las empresas a menudo buscan talento directivo para liderar nuevas iniciativas, gestionar equipos en crecimiento y tomar decisiones importantes de inversión. Pero también las empresas tienden a reforzarse a nivel directivo en momentos de crisis, normalmente para liderar proyectos más complejos y menos gratificantes (cierres de unidades de negocio, desinversiones, reducción de costes, etc).


Por lo tanto, incluso en momentos desfavorables para la economía, existe movimiento en el segmento de posiciones directivas. Los peores momentos, son sin duda cuando existe incertidumbre, es decir, cuando no hay visibilidad sobre lo que va a suceder (la época covid19 y primeros meses post pandemia es un claro ejemplo de ello).


Y en la actualidad, si bien hay algunos desafíos importantes encima de la mesa, se trata de aspectos identificados y moderadamente controlables:

- Tipos de interés altos (pero ya se han lanzado señales de que no subirán mucho más)

- Inflación todavía elevada (especialmente la subyacente), pero en fase de contención

- Pequeña caída de las exportaciones (debido a que algunas de las economías exteriores están sufriendo más que la economía española), pero compensada por una fuerte demanda nacional

- Ligera desaceleración de la economía (pero lejos de una recesión, como mínimo en España)


En conclusión: si bien el escenario macroeconómico de cara a 2024 no es extremadamente positivo, no vislumbramos argumentos que nos lleven a pensar que el mercado laboral (y en especial en posiciones directivas) se vea impactado de forma negativa en la última parte del año (ni tampoco de cara a 2024). 

De hecho, por lo que se refiere al mercado laboral, la Cámara de Comercio anticipa que finalizaremos 2023 con una tasa de paro del 12,7%, y que dicha tasa seguirá decreciendo en 2024 hasta el 12,5%, por lo que no solo no se destruiría empleo, sino que se crearía empleo incluso en un contexto de desaceleración económica. 


Como sabemos, se trata de hipótesis y previsiones, pero pensamos que existen motivos por los que mantener un optimismo moderado.