Artículo de Álvaro Cárcel, Director de Executive Search.


 Las cifras macroeconómicas de Noviembre abren la puerta a un escenario menos oscuro de lo que se podía esperar tan solo unos meses atrás.

Como mínimo, así lo indica un breve informe recientemente publicado por el Cercle d´Economia y Caixabank Research.

Son varios los indicadores que invitan a un cierto optimismo:

- La tasa de inflación empieza a moderarse.
- Los tipos seguirán subiendo, pero seguramente menos de lo previsto.
- China parece que empieza a despertar del letargo
- Los principales indicadores de la economía española mejoran
- El mercado laboral sigue dinámico y se sigue creando empleo

Lo anterior, sumado a una sociedad en general (y aquí me refiero a instituciones financieras, tejido empresarial, y ciudadanía) mejor preparada para capear la crisis que en otros momentos de la historia reciente, nos empuja a pensar en un horizonte temporal a corto plazo mejor de lo esperado.


En otras palabras: es probable que ni siquiera lleguemos a entrar en recesión técnica. Y si se da el caso, será una recesión corta y la recuperación será rápida. Por supuesto, si nada cambia en el tablero mundial, lo cual ya sabemos que es imposible de predecir.

Lo anterior, ¿qué significa para las empresas en materia de talento?

Probablemente, los ajustes serán menores a lo que apuntaban todas las predicciones. Y por lo tanto, seguirá habiendo oportunidades profesionales tras un año 2022 con un mercado laboral especialmente dinámico.

En este tipo de entornos se generan oportunidades, y se generan entornos favorables para plantearse cambios. Por supuesto, calibrando los riesgos. Y en este punto me permito hacer referencia a un artículo que escribí al respecto en Agosto de 2022.

En definitiva, sabemos que en todas las crisis hay también un componente mental. Tras unos años especialmente difíciles (pandemia, incremento materias primas y costes logísticos disparados, guerra de Ucrania, etc.) puede resultar fácil tender a un cierto pesimismo. Pero creo que es momento de aferrarse a unos indicadores que invitan a un cierto optimismo, y mirar al 2023 con ilusión.

Y si por el camino, las cosas se tuercen, las gestionaremos y saldremos adelante, como siempre.