Artículo de Álvaro Cárcel, Director de Executive Search.
Google, probablemente la empresa que más sabe de nosotros, publica de forma anual un video breve (Year in Search) repasando las principales búsquedas de sus usuarios online durante el año.
Y según el Year in Search 2022, parece que la temática principal de las búsquedas online en 2022 ha girado en torno al cambio y la búsqueda de propósito.
• ¿Puedo cambiar?
• ¿Puedo cambiar mi vida?
• ¿Puedo cambiar de carrera profesional?
• ¿Puedo cambiar mi perspectiva?
• ¿Puedo cambiar de estilo?
• ¿Puedo ser original?
• ¿Cómo puedo encontrar mi pasión?
Éstas son algunas de las principales búsquedas a nivel global que se han realizado en el buscador durante el año 2022.
No es sorprendente, y de hecho está totalmente conectado con lo que se percibe de forma clara en el entorno laboral. Existe una tendencia creciente a cuestionarse absolutamente todo, a replantearse cuáles son las prioridades vitales y profesionales de cada uno, y a buscar “algo más” que de un sentido a nuestra propia existencia.
Se plantea entonces la siguiente pregunta: ¿dicha búsqueda de propósito es sana, o puede ser contraproducente o incluso destructiva?
En mi opinión, la búsqueda de propósito debe abarcarse de la misma forma que la persecución de la mejora continua personal. No debe ser un objetivo como tal, sino un largo camino que se va recorriendo y disfrutando sobre la marcha. Pienso que existe una cierta obsesión por “encontrar un propósito que de sentido a mi vida”, y mientras no se encuentra (y pueden pasar años, o incluso no encontrarse nunca) lo único que se consigue es perpetuar una sensación de frustración constante.
El propósito se encuentra caminando, no desde el sofá de casa. Se encuentra trabajando, viajando, interactuando con otras personas. Es fruto de la acumulación de éxitos y sobre todo, de los fracasos personales.
Gracias a todo lo anterior, una persona consigue llegar al primer bloque o estadio de la alineación “vida-carrera profesional-propósito”: el autoconocimiento profundo.
Sin autoconocimiento, no hay cambio. Sin autoconocimiento, no hay propósito, ni sentido, ni absolutamente nada. Y el problema es que muchas personas salen en búsqueda de algo sin entender siquiera el porqué.
Y lo anterior aplica tanto en el ámbito personal, como en el profesional. Los cambios profesionales motivados por una incipiente búsqueda de propósito suelen terminar en fracaso. Son peligrosas huidas hacia adelante.
Pongo un ejemplo:
Marta, actualmente Directora Financiera de empresa familiar. Anteriormente, su carrera se había desarrollado en gran multinacional internacional. Hace 2 años, a través de un contacto, conoce a la propiedad de la empresa familiar y le convencen para dar el salto y unirse al proyecto. Pasa de una compañía multinacional, reportando al corporativo en otro país, a una empresa familiar con foco exclusivo al mercado nacional y reportando directamente a la Propiedad de la empresa. Considera que es un paso adelante, y que podrá ganar en visibilidad.
Tras 1 año en la posición, se encuentra totalmente frustrada y entiende que tomó la decisión incorrecta. Empieza entonces a aplicar activamente a nuevas oportunidades.
¿Qué sucederá?
Si acepta una de las primeras propuestas porque le pagan 20% más, y encima así consigue “huir” de su posición actual, existe un riesgo elevado de segundo fracaso consecutivo. En cambio, si Marta analiza en profundidad la situación con el objetivo de acercarse a su propósito, seguramente se hará las preguntas adecuadas y es más probable que acabe tomando la decisión correcta:
• ¿En qué tipo de entorno me siento cómoda?
• ¿El hecho de tener exposición a entornos internacionales y trabajar con distintos países es crítico para mí?
• ¿Me siento realmente cómoda reportando a una propiedad (con todo lo positivo y negativo que ello implica)?
• ¿Prefiero entornos procedimentados y altamente profesionalizados?
Las respuestas a este tipo de preguntas nos acercan a nuestro propósito. Y como decía anteriormente, estas respuestas no se consiguen (desafortunadamente) desde la reflexión pasiva o planteándole preguntas a Google. Se consiguen a través de la experimentación, de la asunción de riesgos, de las victorias y especialmente de los errores y fracasos.
En definitiva: la búsqueda de propósito no es un camino fácil ni rápido. Es una travesía de muchos kilómetros y fuerte desnivel. Es un proceso largo, con diferentes fases, pero que sin duda merece la pena.