Artículo de Álvaro Cárcel, Director de Executive Search.


 El pasado 8 de Noviembre, tuve la oportunidad de moderar un webinar organizado por Saltor Talent, cuyo temática era: “Cómo convertir el Comité de Dirección en una verdadera ventaja competitiva”.

 La sesión fue liderada por Daniel Pascual, Managing Director del área de Human Consulting de Saltor Talent y experto en el desarrollo e implantación de Comités de Dirección y Consejos Ejecutivos, y contamos con la participación de Josep Jové, Director General de Bip&Drive, y con una trayectoria directiva de más de 10 años en empresas como Abertis o Grupo Áreas.

Debido a nuestra actividad profesional, íntimamente ligada con perfiles directivos y Comités de Dirección, detectamos en nuestro día a día una serie de preguntas y frustraciones recurrentes por parte las organizaciones:

·         ¿Por qué no crecemos todo lo que podríamos?

·         ¿Por qué arrastramos tantas ineficiencias y nos cuesta mejorar como organización?

·         ¿Por qué cuesta ejecutar la estrategia diseñada?

·         ¿Por qué miramos con desconfianza el futuro?

La respuesta radica en el tipo de Comité de Dirección y el equipo directivo que lo compone

Como resumen del webinar, y con el objetivo de ofrecer un poco de luz sobre las preguntas anteriores, podemos agrupar las conclusiones en dos grandes bloques: 1) Qué NO es un Comité de Dirección; 2) Qué elementos definen, o cuáles son algunos elementos clave de un Comité de Dirección que realmente marca la diferencia.

En primer lugar, podemos empezar por lo que NO es o no debería ser un Comité de Dirección:

·         Un órgano de mero intercambio de información. Es decir, un órgano incapaz de ver más allá del corto plazo, y que se centra exclusivamente en realizar un seguimiento de los KPIs.

·         En línea con lo anterior, un órgano prostituido por el microdetalle.

·         Una mesa integrada por reportes directos de la dirección general en el que 2 o 3 personas llevan la voz cantante, y el resto escucha de forma pasiva sin aportar nada.

·         Un órgano compuesto por directivos que no ejercen como directivos. En otras palabras, personas que no deciden, que no asumen riesgos, que no aciertan ni se equivocan y que, por lo tanto, no aportan a la organización.


En contraposición a lo anterior, me gustaría mencionar aquellos aspectos destacados que SÍ definen un verdadero Comité de Dirección:

·         Un equipo compuesto por personas que responden a las necesidades del negocio. En otras palabras, un negocio debe identificar qué áreas deben estar si o si representadas en el Comité de Dirección. A partir de ahí, preguntarse: ¿tenemos o no tenemos a las personas adecuadas?

·         Un equipo liderado por una Dirección General que sale al terreno de juego como un jugador más. Debe liderar con el ejemplo, arremangarse, servir y acompañar al resto. O como bien dice Xavier Marcet, “Liderar es servir, no servirse. Y una forma de servir es dejar crecer a los demás”.

·         A su vez, un grupo de personas que acompañan a la Dirección General en su soledad (“la soledad del líder”), en un entorno cada vez más rápido y cambiante.

·         Un grupo de personas que se cuestiona de forma constante todo lo que se está haciendo hoy y con una capacidad fuerte para reinventarse de forma constante.

·         Un grupo de personas que lanza retos amables y tiene capacidad de aceptar críticas. Siempre desde la humildad y el respeto mutuo.

·         Un grupo que se organiza de forma eficiente. Y ello pasa primero por una estructura plana y ágil. En otras palabras: mejor 5 componente que 12, y mejor realizar reuniones de 2 horas que de 5 horas (aunque obviamente, la periodicidad y duración de las reuniones será diferente en función de diferentes factores como el tamaño de la empresa, sector de actividad, necesidades del negocio, etc)

·         Un equipo de trabajo de alto rendimiento, que se define principalmente por:

o   Asegurar que todos sus integrantes comparten objetivos, información y valores. La responsabilidad última de lo anterior recae sobre la Dirección General.

o   Una comprensión clara por todos de su rol dentro del grupo

o   Discrepar, retarse, y proporcionar feedback.

o   Medición de objetivos. Aquello que no se mide, no se puede gestionar eficazmente.

o   Transparencia y erradicación de agendas ocultas.

o   Un espacio donde se empodera y se da espacio de autonomía a sus integrantes.


En definitiva, una de las principales obsesiones y prioridades estratégicas de las organizaciones debería ser construir un Comité de Dirección que funcione como una verdadera ventaja competitiva, y que, gracias al liderazgo de sus integrantes, aporte un valor diferencial, medible, y sostenible en el tiempo.

Obviamente, no es una tarea fácil, ni un proceso que se pueda conseguir de la noche a la mañana. Sin embargo, obviar o infravalorar el problema puede ser un error de cálculo de consecuencias impredecibles en el futuro.